''el mar borra por la noche. la marea esconde. es como si no hubiera pasado nunca nadie. es como si no hubiéramos existido nunca. si hay un lugar en el mundo en el que puedes pensar que no eres nada, ese lugar está aquí. ya no es tierra, todavía no es mar. no es vida falsa, no es vida verdadera. es tiempo. tiempo que pasa. y basta''.
A. Baricco

lunes, marzo 22

cuando por fin me encargué de hacerme silencio, me di cuenta de que me iba a ahogar acurrucada entre tantas entrecruzadas palabras e imágenes fuera de estación.
antes de prearrepentirme, hice lo único que pensé atinado, me levanté y pinté. 
pinté la nada, ésa.
el vacío ese, del que me habló él la otra noche, desde ese espacio que él supo cruelmente hacer espejo de todo lo que yo había optado por considerar pasado, porque todavía recuerdo que todo eso había sido demasiado corrosivo para mí también.
pinté y todo fue negro, y la profundidad que supe ubicar en el centro fue del color de la sangre, el color indicado de no precisar ese músculo agudo ya más para esta odiosa vigilia ni ningún sueño.
al fin y al cabo todo fue como taparme la boca con un dedo mientras dejaba que el humo que surgía de mi sombra en la ventana de turno se hiciera noche cerrada.

3 comentarios:

Eclipse dijo...

el vacío se hace humo en cualquier sombra. aterroriza a la luz, anula los sentidos.
pero taparse la boca... acaso no será de cobardes?
abrazos, jules. me encanta flashear con tu poesía.

Jules dijo...

sí.
sigue siendo de cobardes no querer suplir el vacío.
al menos, es posible ir dándose cuenta que la valentía escasea y he allí ése silencio.

otros para vos, muchacha.
la espero de nuevo.

Anónimo dijo...

que lindo volver a pasar por acá, extrañaba tus pinturas echas palabras y tu poesía echa colores.
Te quiero.



Valentina

realidad



soy mas grande ahora, sin duda mucho más grande y justo tengo anteojos.