con la crueldad de un vacío y lento tiempo que ya es intraducible.
Temo que la respuesta es precisa y fulminante.
Los miembros se disocian, se enroscan pero jamás llegan a tocarse,
antes se curvan, sin llegar al contacto,
el contacto eléctrico que los mantendría coherentes con la armonía de los otros.
Mercurio no tendría motivos de burla.
Pero quién sabe si es prudencia el falso enlace
o es ignorancia sin voluntad
o es el olvido de cómo es la verdad más rígida
de que no hay más nada
de que ya no hay nadie posible.
sólo un alguien entre los zócalos de este mausoleo
empapado de vacío y lento tiempo y humedad.
Supe arder y perder, bajo tu desdeñable cohorte.
Ovidio, bajo tus pies y mi cuerpo, la militia amoris.
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