Llevaba todo el tormento que se podía a esa hora de la noche y la temperatura,
y esa remera verde -una de las pocas con las que se manejaba él, parecía-
cuando lo vio, caminando tan particular.
Extrañada, optó por cruzar la calle. Dudando la seguridad, una centésima después,
se volteó para buscarlo: Y sólo quedaba el tormento, ni rastros de su sombra.
3 comentarios:
La verificación de la palabra me dice "petsho". Tu blog está lleno de mensajes subliminales, como el "tenés que escribir" y el "si querés, cantá". Muy lindo todo, pero creo que estoy mareada, che.
jajaja.
bue, no tanto, che. (?)
la otra vez hice un mini pollock bastante lindo acá en tu blog, pero lo perdí. Fue como cruzar de vereda o bajarse antes del colectivo. Y yo no sé si es que vivimos de encuentros o desencuentros de ese estilo, pero me gustó lo que escribiste.
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